Comenzando 2014

Nunca he sido muy supersticiosa que digamos pero desde luego puedo afirmar que 2013 ha sido mi año en blanco (llamémosle así), ha sido un año sin rumbo fijo, marcado principalmente por los virus que me han impedido llevar a cabo mis actividades diarias y que me han llevado a entrar en un estado emocional complicado ya que para mi aceptar sin más una situación que no me gusta me resulta extremadamente complicado y darme cuenta de que me encontraba en un momento delicado en el que simplemente tenía que "esperar" a que todo pasara ha supuesto un re-aprendizaje de muchas cosas, un cambio de rumbo, he tenido que aprender a tomarme las cosas con mas calma para no explotar en medio de una situación muy complicada.

Creo que todo empezó hace algo más de un año cuando un catarro tras otro (afortunadamente nada grave) empezaron a hacer mella en mi estado de ánimo y es que en casa somos 4 y cada vez que entra un virus por indefenso que parezca tarda 4 semanas en desaparecer por completo, a mi siempre me ha gustado cuidar de los demás, soy muy protectora y es algo que siempre he hecho con agrado y dedicación pero cuando pasas meses cuidando de los demás y no dispones de 1 sólo día para cuidarte a ti misma el estado de ánimo empieza a resentirse, creo que me olvidé de mi misma, si a esto le sumamos una situación económica no muy favorable y una pareja trabajando muchas horas fuera de casa dan como resultado un coctel explosivo: soledad, , catarros incesantes, rabietas por partida doble, retirada del pañal, soledad, celos,soledad, conflictos familiares, problemas de pareja hasta ahora inexistentes, soledad, crisis de lactancia, falta de sueño, agitación del amamantamiento, falta de tribu, soledad, soledad, soledad....

Quizás algunas de las que me leéis también tomasteis la decisión de criar a vuestros hijos en casa en sus primeros años y podáis entender de alguna manera mis palabras ya que en invierno y con los niños malitos continuamente el contacto con el exterior es casi inexistente y la situación a veces puede llegar a desbordarnos, yo reconozco que me sentí totalmente desbordada pero en ese momento decidí dar un giro a la forma de tomarme las cosas y buscar paz, disfrutar de los pequeños detalles, olvidar el estres, centrarme en las personas, descubrir una nueva yo que de otra forma jamás hubiese descubierto, ahora estoy en este camino pero afortunadamente hay muchas cosas que han mejorado y eso ha ayudado a apaciguar esa soledad tan grande que he sentido, sin duda era cuestión de dar tiempo al tiempo y de aprender una nueva lección de vida que mis mayores maestros me han vuelto a brindar sin darse cuenta, solo tengo palabras de amor hacia ellos por enseñarme cada día que las cosas son simplemente lo que nosotros queremos que sean.

Espero poco a poco ir retomando el blog pero hoy por hoy sin compromisos, sin agendas, sin calendarios, a mi ritmo, a su ritmo, al nuestro.

Gracias a todos los que me acompañais en este camino.