Cuando la lactancia esta bien instaurada y el binomio mamá-niño están disfrutando plenamente de la lactancia
pueden aparecer ciertos sentimientos negativos por parte de la madre cuando da el pecho a su hijo, normalmente esta agitación aparece cuando se amamanta a un
niño mayorcito, en el trascurso de un nuevo embarazo o cuando se amamanta en tándem (
gemelos o hermanos), se trata de una parte más de la lactancia que no tiene porque ocurrir a todas las mujeres pero que es más común de lo que parece.
La mayoría de madres lo definen como un sentimiento de irritación, una sensación física, emociones y reacciones primarias y muy fuertes, sentirse incómoda, enojada, angustiada, con ganas de gritar o salir corriendo, sentir una urgencia extrema de parar de amamanta...
La primera vez que lo experimente fue hacia los 18 meses de lactancia, llegué a sentirme como una mala madre
¿Como podía ocurrirme algo así? ¿Como podía sentir rechazo hacia mis
hijos si son lo que mas quiero en el mundo? ¿Si era feliz con la
lactancia porque tenía estos sentimientos contrapuestos? esos días tuve la suerte de poder presenciar una charla que ofrecía Alba Padró sobre lactancia en situaciones especiales y que abordaba este tema, dando unas pinceladas sobre el tema y mostrando un rayo de luz en mitad de mi oscuridad.
En mi caso particular la agitación
suele aparecer cuando estoy muy cansada físicamente y los niños se muestran muy exigentes y demandantes con la teta (normalmente por la tarde-noche), siempre me ocurre cuando maman los 2 a la vez y
experimento una extraña sensación de sed irrefrenable que nace desde lo más profundo de mi ser y que me provoca unas ganas desconcertante de salir corriendo para acabar con esa situación, necesito que dejen de mamar en ese instante, es difícil controlar este instinto tan primario que no entiende de razonamientos.
Resumiendo podríamos decir que aflora nuestra naturaleza más primaria y mamífera, se trata de una reacción visceral que nuestro cerebro lógico es incapaz de procesar para encontrar una explicación, lo que provoca una confusión importante en la madre, una mezcla de sentimientos hacia su hijo difíciles de compaginar amor-rechazo.
Ante esta situación
es importante saber que no estamos solas, es algo normal en una lactancia prolongada o en tándem, disponer de esta información y apoyarnos en otras madres nos ayudará a focalizar nuestros sentimientos y evitará que nos sintamos culpables por ellos.
Existen varios
"trucos" que nos pueden ayudar cuando surge la agitación tales como anticiparnos a las situaciones conflictivas y distraer al niño antes de que empiece a pedir pecho, permitirle mamar avisándole de antemano que va a ser por pocos segundos y contar en voz alta hasta agotar el tiempo que habíamos marcado, particularmente a mi lo que mejor me funciona en estos casos es distraerlos con otra actividad que sé que
les gusta o tirar de papá para que ponga un poco de distancia y me
permita contar hasta 10 y cargar las pilas de nuevo.
Espero que este post aporte un poquito de luz a las mamás que han experimentado alguna vez este tipo de sentimientos y no han sabido muy bien como podían gestionarlos.
Fuente:
LLLI