Vuestra carta

Hoy hace ya dos años que decidisteis nacer antes de tiempo para convertir nuestra pequeña familia en una familia completa, en un instante pasábamos de ser dos a ser cuatro, todo ocurrió demasiado deprisa, nada estaba previsto pero vosotros ya deseabais vivir, aquí comenzó vuestra lección, una lección de lucha, de amor y de vida, aún hoy me sigo preguntando como unos seres tan pequeñitos fueron capaces de llenarme tanto de AMOR, con vosotros nació un nuevo yo, alguien que comprendió en un instante que es posible amar a alguien por encima de todas las cosas sin peros y sin preguntas, ya era mujer pero no sabía hasta que punto hasta que os conocí en aquella incubadora, hasta que me convertisteis en madre, GRACIAS, gracias por  tantos momentos compartidos sólo vuestros y míos, nadie nos los quitará nunca, gracias por todo lo que me habéis enseñado, ahora sé el valor de un beso, estoy más viva porque vivo cada día como si fuera el último, en vuestras risas y en vuestros llantos encuentro cada día la plenitud.

Os voy a confesar una cosa: Nunca podría haber empleado mi tiempo en algo mejor que en vuestra crianza, es algo que siempre estará ahí y que por muchos años que pasen siempre recordaremos, cada beso, cada abrazo...permanecerá.

Os he entregado mi parte más tierna, dulce, sensible, aquella que estaba camuflada bajo capas y capas de frialdad y que vosotros habéis hecho que merezca la pena desempolvar, y vosotros me habéis compensado con vuestras sonrisas ¿Que más puedo pedir? Solo una cosa: seguir viendo vuestra sonrisa cada día.